domingo, 16 de mayo de 2010

CÓMO SENTIMOS LAS EMOCIONES

COMO SENTIMOS LAS EMOCIONES

¿Qué tiene más peso en nuestro comportamiento, las emociones o las razones? Esta pregunta que es posible nos hayamos hecho en mas de una ocasión tiene una base física que ahora parece salir a la luz.
Es sabido desde hace mucho tiempo que nuestro cerebro trabaja con dos secciones bien definidas en este aspecto. El cerebro racional y el emocional. El cerebro emocional, el más básico heredado de nuestro pasado reptiliano, lo constituyen estructuras primitivas como el HIPOTÁLAMO, EL TRONCO ENCEFÁLICO y otras regiones como LA AMÍGDALA (situada en el lóbulo temporal). ¿Cómo funciona este cerebro emocional? Gestionando las emociones más básicas: Ira, Miedo, Asco, Placer, Tristeza, Sorpresa y Desprecio. Estas son las que los humanos reconocemos independientemente de los condicionamientos individuales y culturales. La base biológica de este sistema autónomo se gestó durante el desarrollo evolutivo de los organismos que nos precedieron, desde los invertebrados. Son emociones básicas que sirven para poder salvar situaciones vitales muy básicas. La ira puede así responder a la preparación para la lucha y para defender por ejemplo, la comida que hemos conseguido. El asco, nos previene de posibles venenos, el miedo de ciertos peligros por ejemplo el miedo visceral que algunos tienen a animales como serpientes o arañas puede tener este fundamento.
El cerebro racional, es más complejo y más moderno. Se cree que hace unos 60 millones de años es cuando se genera una nueva parte de ese cerebro emocional, desde la corteza cerebral que dará lugar al NEOCORTEX, o también conocido como cerebro de los primates. En el se encuentra la razón y la inteligencia de los homínidos.
La cuestión es ¿Quién controla a quien? Hasta hace relativamente poco, parecía muy claro que existía un férreo control del racional sobre el emocional, dejando al segundo en un plano inferior. De hecho, nos definimos como "animales" racionales. Esta afirmación no parece ahora tan clara. Y es que se cree que es nuestro cerebro emocional quien dispara siempre primero nuestro comportamiento, siendo el racional quien puede o no modularlo, y más que en un control de uno sobre otro es más acertado pensar en un equilibrio entre ambos. Las conexiones entra las zonas de nuestro cerebro antes descritas están demostradas. Una zona de la corteza llamada CORTEZA VENTROMEDIAL parece actuar como mediadora entre los mensajes entre ambos cerebros. Pensemos en una situación: entramos en casa y vemos una luz encendida que no nos esperamos. Nuestro cerebro emocional inmediatamente nos pone en alerta, comienza un sentimiento de miedo o preocupación. Sin embargo, nuestro cerebro racional también recibe esa información y la procesa de manera que genera una explicación lógica al problema. Si existe una respuesta adecuada, se impondrá apagaremos la luz y no le daremos importancia. Pero en caso contrario, la sensación generada por nuestro cerebro emocional crecerá y del miedo podemos pasar al terror.
Podemos extraer algunas ideas de este caso. ¿Qué ocurre con el miedo visceral y automático que tiene un niño de tres años ante la amenaza del lobo o de cualquier otro personaje? Su cerebro racional está aun en construcción, puesto que está aprendiendo. Al igual que el emocional, aprende algunas cuestiones emocionales pero no los sentimientos básicos a los que nos referíamos más arriba. El miedo es instintivo, diríamos. Los mayores aprovechamos esto para decirles que "viene el lobo" o cualquier otra similar de forma que podamos controlar su comportamiento. En este caso su cerebro emocional se impone a su cerebro racional. Solo el paso de los años permite superar esta situación y controlar el miedo. En el estado adulto este equilibrio es permanente y las reacciones emocionales—racionales se superponen pero es el razonamiento quien finalmente lo permite.
¿Qué ocurre en los adolescentes con su conducta errática, inconformista e irregular? Es posible que podamos explicarla en base a la búsqueda de ese equilibrio entre ambas partes del cerebro. El NEOCORTEX está ya funcional y desarrollado en la etapa de la adolescencia, pero el control aún no es permanente y el sistema de equilibrio que debe caracterizar la vida adulta no está completado. Como en esta parte de la corteza cerebral se encuentra nuestra capacidad de aprendizaje y la memoria, es cuestión de tiempo que se consiga, siempre y cuando los elementos conductuales que permitan dicho control sean enseñados. Es aquí donde el papel de los educadores en general, juegan un papel fundamental.

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